En el burdel de las sirenas entra todo aquel que lo pueda pagar
Se necesitan dos billetes de cien y algo de soledad
Yo tengo un dólar y un contrato prematrimonial
Cuando me invaden los problemas, cuando me quiero acostar, Siempre me queda el consuelo de volver allí a nadar
En el burdel de las sirenas entra solo aquel que lo pueda pagar
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